Mi primo y yo ni nos lo creemos pero aquí estamos subiendo la carretera que atraviesa las dos Sierras Nevadas, la granadina y la almeriense. Atrás hemos dejado las ganas de hacer grandes cimas, venimos a conocer esta parte por lo agreste y volcánico de sus piedras, su flora y su fauna si se deja ver.

Un paisano nos ha traído desde el Puerto de La Ragua hasta Abrucena, pueblo blanco como todos los de esta parte de España, Alpujarras, sierra Filarda o la Axarquía. Nada que destacar en él, así que salimos como alma que lleva el diablo, pero antes hemos comprado pan para dos días y pan de higo que tan rico lo hacen por aquí.

El itinerario empieza siendo un agradable paseo por el barranco de San Martín, enseguida lo dejamos para salir del pueblo en dirección al Aula de Paredes porque nuestro destino hoy es dormir en el collado de La Polarda.

La ascensión se pone pina y mi primo empieza a refunfuñar, que si llevamos poco agua, que si hemos comprado poca comida, me giro y le digo en tono reconciliador ¡anda cómete un higo, veras cómo se te pasa! y entre bromas de ¡ya me gustaría comerme un higo...! hemos dejado ya los naranjos, granados y demás árboles que han plantado los lugareños. La jara y romero llenan de olor todo el aire que respiramos, enseguida entramos en el pinar que nos lleva hasta Paredes. Aquí cargamos de agua nuestras cantimploras. El camino que seguimos para llegar al refugio de La Polarda es el que va a Ohanes atravesando la sierra, nosotros nos quedaremos en el collado que ya divisamos.
Se hace la noche, el paisaje es tremendo, al sur toda la vega de Almería capital, al norte la sierra de la Filarda, abajo los llanos de Guadix. Nos disponemos a pasarla en el refugio. La Junta de Andalucía ha dispuesto por toda esta sierra casas-refugio bien acondicionadas para disfrute de este deporte, muchas como ésta con techo en forma de medio tubo, de una sola habitación con tarimas en forma de litera corrida para dormir y mesas con bancos, éste además tiene un pozo que aprovecha el agua de la lluvia y del rocío ¡todo un ingenio¡

Por la mañana la niebla ha venido a saludarnos pero no nos importa, el camino lo tenemos hacia el W y siguiendo la cuerda llegaremos hasta el dos caballos que dejamos en el Puerto de La Ragua. Después de una hora la niebla desaparece y al fondo delante de nosotros pero muy lejos brilla la nieve del Mulhacen. Poco a poco en un sube y baja rompe piernas van sucediéndose los picos de El Rayo, El Buitre, La Cumbre y El Almirez característico por sus dos cimas. Esta y la del Chullo que vendrá luego son las de mas desnivel, aquí comeremos. En todas las cumbres hemos parado a descansar ver el paisaje y comer un poco de ese pan de higo que compramos en Abrucena, es muy reconstituyente.
Al poco de comer salimos y unas doce cabras huyen de nosotros perdiéndose en los barrancos hacia Fiñana. Desde hace horas mi primo, más hábil que yo, está oliendo a cabra y mira por donde aquí las tenemos.
La vegetación por estas zonas tan altas es de retama, tomillo y romero alguna florecilla, poco mas, el viento no perdona y peina continuamente estas tierras.

Pasamos una piedra en forma de cáliz característica y llegamos a la Lagunilla Seca, resto de un cono volcánico y seca, de ahí su nombre, en la falda del Chullo, altura máxima de la provincia de Almería. Todavía nos quedan 300 m. de subida y 600 de bajada, las piernas se resienten y un último esfuerzo nos pide el espíritu. Son las 4 de la tarde, a lo lejos aparece nuestro salvador el dos caballos que sigue donde lo aparqué. Todavía nos da tiempo de tomar unas cervecitas y recordar las vistas que desde esta cresta hemos vivido mi primo y yo.

cuerda sierra nevada

 

Paco Ponz

Volver