“A mi abuela Paca que tanto he querido”
Es muy temprano y las nubes barruntan lluvia. Mi abuela y yo nos disponemos a coger el tren en el apeadero de Alcañiz, para ir a Samper de Calanda. Siempre lo hacemos en 3ª y por Santa Quiteria, ella aprovecha su devoción por la virgen para visitar a sus amigas, tan ancianas como ella…
No sé por qué me han venido a la memoria estos recuerdos de hace tanto tiempo, pero aquí en Rumanía el tren que nos lleva a la zona de Fagarás, se parece tanto al que tomábamos mi abuela y yo, es tan viejo, tan lento, tan destartalado que en su miseria, me hace traer a la memoria un grato recuerdo.
Los viajes
El viaje se hace tedioso, el vagón está dejado, muy sucio y hace calor, ese calor húmedo que precede a una tormenta de verano, solo que aquí es así en esta época del año, estamos en agosto. Reina el sol y el número excesivo de personas que estamos viajando en este tren damos ese grado de calor que se hace irrespirable.
Estamos atravesando la inmensa llanura de Transilvania, los Cárpatos es nuestro objetivo.
Los Cárpatos recorren Rumanía de NE hacia el SW formando un semicírculo. En el medio se extiende una enorme llanura de cientos de kilómetros cuadrados, lo que se conoce como Transilvania. Básicamente la formación de este país es una enorme pradera que va de 400 a 600 metros de altitud, a partir de aquí y hasta 1.800m un bosque continental de hayas, pinos, piceas y tilos, donde se supone que están los lobos, los osos y algún drácula (nosotros no vimos a ninguno de los tres), a partir de esta altura se extienden grandes dehesas que en Rumanía llaman “poianas” donde sestea el ganado principalmente cordero y caballos, por encima vienen los picos, siendo el Moldoveanu con 2544m el pico mas alto, el que nos disponemos atacar. No me olvido de sus ríos, el Danubio el que baña el sur del país, Olt, Mamur, etc..
Los regateos
Bajamos del tren y buscamos el imaginario bus que nos llevará valle adentro, nos quedan 20 Km y está anocheciendo. Dos coches se acercan para tratar de llevarnos. Es el momento de regatear. Antes de empezar el viaje leí que el idioma rumano viene del latín, por lo que pensé que no sería un problema entendernos con ellos. La realidad fue otra, nada mas bajarnos en el aeropuerto de Bucarest, nos dimos cuenta del aterrizaje que habíamos hecho. Un país con una cultura muy distinta a la nuestra, donde el regateo está en la escena comercial, donde no hay tarifas, todo vale.
La economía del país es agrícola, con una deuda externa enorme, les ha llevado a tener que alquilar su coche a modo de taxi y sin tarifas establecidas, lo que nos obliga una vez mas a intentar sacar el mejor precio. En esta ocasión de 750.000 lei (unas 7.500 Ptas.) lo dejamos en 300.000 lei.
Un camino ancho de tierra y piedras, aquí le llaman carretera, nos introduce al final del valle, el conductor o mejor llamado taxista, un vejete leñador, menudo y muy simpático, nos lleva a buena velocidad entre baches y carretas, nos pregunta por nuestro país, cuando se lo decimos ríe, le hace mucha gracia ¿?. Sabemos que a este pueblo les encanta que vengamos los extranjeros a ver su país. Ahora es cuando se están abriendo sus fronteras al oeste y les ilusiona saber que se conoce su historia y su país, ellos nos dan su amabilidad, pienso que es su única riqueza. Españoles vienen pocos, no así los alemanes o ingleses, como pudimos observar. El español que se acerca aquí viene en circuitos de siete o diez días, no sale del bus o del hotel.
Nuestro destino, en esta etapa del viaje, es el pico mas alto del país, pero eso será dentro de tres días si se nos da bien. Esta noche y las dos siguientes la pasamos en nuestra tienda. Hoy debe ser sábado porque la “cabana” (Hostal al fondo del valle), muy cerca de donde hemos acampado, están celebrando una boda. Aquí las bodas se celebran los sábados, la ceremonia dura dos horas y la fiesta el resto del día y de la noche.
Cuando llevas tiempo de vacaciones empiezas por olvidar el día de la semana, te mueves mas por el biorritmo del cuerpo que por el reloj. Cuando consigues desconectar puedes decir que logras el “karma” vacacional.
La aproximación
Al día siguiente nos espera una ascensión importante, como poco tenemos que salvar el primer desnivel, subir 1.500m. con una mochilaza de 10 a 15 Kg y en línea recta. Esto ya no nos sorprende lo hemos sufrido en otras ascensiones que hemos hecho días antes.
Hoy estamos de suerte, por fin hemos podido encontrar una bombona de gas que nos permite tener autonomía para varios días (dos días después se nos acabó), guisar nuestro arroz, té, etc. El agua, elemento importante en estas salidas, la vamos encontrando en arroyos poco fiables que enseguida potabilizamos. También encontramos fuentes muy ricas que aprovechamos para cambiar todo el agua de las cantimploras.
Los paisajes son espectaculares, vamos dos días por la cresta de la montaña, subiendo y bajando, a veces cien metros otras quinientos de desnivel y varias veces. Es decir que la aproximación nos está suponiendo un desgaste que si lo esperábamos, nos sorprende por lo duro que resulta.
La primera noche en el valle, decimos adiós a la civilización. La segunda dormimos junto a lo que queremos creer que es un refugio. La tarde es heladora, el clima ha cambiado, la niebla nos impide ver el paisaje que nos rodea. Hemos inspeccionado el chamizo de hojalata y la suciedad en el interior es tanta que decidimos montar las tiendas, cenar y al sobre, que el día ha sido duro para todos. Decidimos cenar dentro de las tiendas para guarecernos, un arroz con tropezones de un pescado en lata, no sabemos muy bien que tipo de pescado es pero no vamos a ponerle pegas ahora, aquí a mas de 2000 m. de altitud, sin nadie ni nada a la vista por la niebla, con un frío de cerca de 0º, un té bien repartido y hasta mañana, que esperamos mejore.
La ascensión
Los dos días siguientes lo que hacemos es seguir el camino que teóricamente va por las crestas. Digo teóricamente porque no hemos podido conseguir planos ya que los militares consideran su edición prohibida por seguridad nacional, (esto lo hemos tenido en España muchos años) y lo que llevamos es un libro mas o menos seguro que compramos en Madrid con mapas hechos a boli y la información de los pastores.
No es difícil seguir las marcas de un trazo vertical de color rojo con otros dos blancos a sus lados, el conjunto es un cuadrado blanco y rojo de trazos verticales. Cada día hacemos unos veinte kilómetros de montaña, invertimos de seis a ocho horas efectivas andando. Nadie protesta, pero con este clima a veces se vislumbra en el horizonte un paisaje muy hermoso. Cuando se va la niebla por momentos vemos muchas praderas en lo alto cargada de rebaños, unos cuantos aquí otros allí, en el siguiente valle, otros tantos rebaños que siguen alimentándose de la hierba.
Para dormir la noche tercera hemos elegido el collado de “Fereastra Mare” (Ventana grande) a donde llegamos sin gota de agua, la comida escasea y el gas está a punto de acabarse. Colocamos las tiendas protegidas del viento y cuando ya me veo que tengo que bajar trescientos metros para coger agua un cartel indicando “apa” (agua) con una flecha nos alegra el día. A menos de cien metros una surgencia de una fisura con agua estupenda.
Al día siguiente en el desayuno se acabó el gas, así que pensamos en subir y comer de frío por la noche si no encontramos un refugio decente que nos dé comer. Pasamos por “Fereastra Mica” con un mini refugio sin guarda, mas parecido a una caseta, con mochilas en la puerta, dentro dos germanos se guarecen de lo que empieza a ser realidad, una pequeña lluvia empapa a través de la niebla. Estamos a menos de cien metros del pico que no vemos. La última subida se hace entre patinazos, los pies resbalan, el firme no es muy bueno, siempre vertical, nada de zigzag y cargados como vamos. No es momento de abandonar, cualquier decisión de esta clase nos llevaría a estar bajando mas de un día entero para llegar a un sitio habitado.
Llegamos a la cima, un par de cruces en recuerdo a los caídos y una bandera rumana. Estamos en la cima del Moldoveanu 2544m. No lo podemos creer, allí rodeados de la nada porque nada se ve.
Bajamos como alma que lleva el diablo para comer. Lo hacemos después de seguir la cresta, ya en descenso, estamos agotando las reservas, pan racionado, jamón de Ejulve, todavía queda el último trozo y un poco de queso. Mientras nos protegemos con las capas de plástico, la lluvia empieza a ser pedrisco.
Al poco, se ve allí, no muy lejos el pico de donde venimos, la bandera nos dice la vista (la vedere).
El refugio
El itinerario sigue por la cresta, empieza a hacer mucho frío, la visibilidad es buena, tanto que podemos trazar con la mirada si para llegar al refugio Podragu 2136m nos queda pasar este solo un collado o los dos siguientes, en cualquiera de los casos serán subidas de mas de doscientos metros, con sus bajadas.
La suerte está con nosotros, una casa bien mantenida, tres burros del guarda, un lago, tiendas y gente alrededor a menos de doscientos metros de desnivel, allí abajo, dejando la cresta hacia el N. Justo en el primer collado.
El mejor refugio de montaña que hemos visto en Rumanía nos espera. Estamos salvados. Esa noche cenamos sopa de verduras, arroz con setas y cerveza que la tenemos ganada, brindamos diciendo “norok”, por algo estamos contentos y en Rumanía.
Tardamos dos días mas andando hasta llegar a Sibiu, última ciudad elegida antes de coger el avión de vuelta.
Resumen de lo mejor
La gente rumana, es muy agradable y quiere ayudarte. Huimos de los que parecían listos.
El guarda del refugio Piatra Sigarutica que después de una jornada pasada por agua, llegamos calados, mojados y desmejorados. Después de aguantar la lluvia intensa durante cinco horas, nos encendió una estufa que hizo secar todo nuestro equipaje.
Los que fuimos, Victoria, Sagrario, Javi, Patricio y yo que en las adversidades nos uníamos. En las alegrías nos reíamos. En ningún momento hubo mal rollo y esto es lo mejor de unas vacaciones.
El perro que le quiso comer los calcetines a Javi cuando los llevaba puestos. ¿Qué llevaría dentro?
Las siestas que se pegaron todos, menos el que escribe. Tengo foto de cada uno de ellos.
Los refugios
En Rumanía hay dos conceptos de refugios, están las “cabanas” y los refugios. Las Cabanas son lo mas parecido a nuestros refugios con guarda, donde encontramos comida, no en todos, cama y cobijo, luego están los refugios que son el resultado de un proyecto anterior sin mantenimiento. Es decir, que el refugio existe en el plano y también en el aspecto exterior pero el interior suele estar destrozado lleno de latas y deshechos que lo hacen imposible de utilizar. En Fagaras, zona central del macizo, donde se encuentra el pico mas alto del país y que menciono mas adelante, tuvimos la oportunidad de ver dos de estos refugios prácticamente en desuso por razones obvias, aunque el entorno era envidiable.
Lo que hay que ver
La desembocadura del Danubio al sur, ciudades como Bucarest, Cluj, Sibiu y Brasow, monasterios de la región de Suceava al NE, la región de Maramures al NW y por supuesto las montañas.
Imagino que muchas más cosas que no vienen en los mapas y que queda para la aventura próxima.
Para La Cordada por Paco Ponz